Peter Drucker
define la innovación como "el cambio que crea una nueva dimensión de
desempeño" y en su obra Innovation and Entrepreneurship [1985], este
autor pone de relieve el hecho de que innovación y actividad empresarial
van de la mano. El Libro Verde de la Innovación [Comisión Europea,
CE;1995], considera la innovación como la fuerza motriz que impulsa a
las empresas hacia objetivos ambiciosos a largo plazo y la que conduce a
la renovación de las estructuras industriales y a la aparición de
nuevos sectores de la actividad económica. En este sentido, la empresa
innovadora presenta un cierto número de características particulares que
pueden reunirse en dos grandes categorías de competencias:
•
Las competencias estratégicas: visión a largo plazo, aptitud para
determinar o incluso anticipar las tendencias del mercado; voluntad y
capacidad de recopilar, tratar e integrar la información económica y
tecnológica.
•
Las competencias organizativas: gusto y control del riesgo, cooperación
interna entre los diferentes departamentos funcionales y externa con la
investigación pública, consultoría, los clientes y los proveedores;
implicación de la empresa en el proceso de cambio e inversiones en
recursos humanos.
La
evidencia empírica sugiere que la innovación se encuentra estrechamente
vinculada con el desempeño empresarial. Sobre la forma en que la
innovación se asocia con un desempeño superior, Geroski [1994; 130]6
sugiere que existen dos visiones alternativas. La primera sostiene que
la introducción de nuevos productos o procesos fortalece la posición
competitiva en relación con sus rivales. Con todo, la rentabilidad y el
crecimiento serán transitorios, y solo duran hasta el punto en que la
firma pueda defender su posición sobre sus rivales. La segunda argumenta
que el proceso de innovación transforma la firma fundamentalmente
mediante el fortalecimiento de sus capacidades internas, haciéndola más
flexible y adaptable a las presiones del mercado en relación con las
firmas no innovadoras.
Dentro
de los trabajos que han enfatizado el concepto del posicionamiento
competitivo se destaca el trabajo de Porter [1985, 1990], quien divide
las actividades de una firma en un conjunto de áreas funcionales cuya
razón de ser es la creación de valor, las cuales corresponden a:
• logística interna,
• operaciones,
• logística externa,
• mercadotecnia y
• ventas y servicios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario